11 septiembre, 2024

Evita, seguimos tu legado

Por Fernando Grey. (*) El 7 de mayo se cumplen 100 años del nacimiento de la gran líder espiritual de nuestro movimiento, Evita Perón. Evita es de todos, es parte de la historia argentina por su lealtad al pueblo y su rebeldía profunda contra las desigualdades. Hasta sus detractores no tienen más opción que reconocerle el cariño popular.

Ella es sensibilidad, pasión, pero también acción. Llevó a lo más alto el valor de la justicia social peronista porque sabía que los más humildes no podían esperar a que la economía derrame, y que sus necesidades y el reconocimiento de sus derechos eran urgentes y necesarios. Por eso organizó la Fundación y desde ahí construyó hospitales, escuelas, impulsó el turismo social y el deporte.

Miles de chicos aprendieron a andar en bicicleta o jugaron con las muñecas y los autitos que la Fundación les hacía llegar todos los años. Unos juguetes preciosos con los que nuestra conductora espiritual les devolvía a los niños la dignidad de poder jugar y crecer con tiempo.

Perón lo decía en 1945. La reforma social no era solamente aumentar salarios y organizar de un modo distinto el trabajo y el descanso. La reforma tenía que ver también, y más profundamente, con un cambio cultural que les abriese las puertas a los trabajadores. Para Eva la ayuda social no se trataba de dar limosnas, sino de reconocer derechos e integrar a los más humildes a la vida social.

Ella también movilizó a miles de mujeres hacia la participación política, primero con el voto femenino, y más tarde con la fundación de la rama femenina del partido en 1949. El Partido Peronista Femenino fue la organización política de mujeres más grande del mundo en su época.

En su rol político, Evita adoptó una posición activa en las luchas por los derechos sociales y laborales y ejerció el vínculo directo entre Perón y los sindicatos.

Fue una de las voces más potentes de nuestra historia. La voz del pueblo. La de los humildes, la de las mujeres y los trabajadores.

Hoy, después de tantos años, seguimos llevando sus banderas con la misma convicción. Y no es que no queramos ponernos de acuerdo. Sería fácil ponernos de acuerdo si todos creyéramos que las mujeres deben tener la misma porción de la representación política que los hombres, que los humildes pueden aspirar al ascenso social, que los chicos son los únicos privilegiados y que los trabajadores pueden hacer valer sus derechos. Ahí sí podríamos hacer un país y una provincia más justos.

Porque nosotros creemos que lo justo es avanzar en las conquistas sociales.

Lo justo es que haya derechos para los trabajadores.

Lo justo es que vuelva a haber movilidad social.

Lo justo es la felicidad del pueblo.

Este homenaje es una ocasión para que nos sintamos orgullosos porque hace 70 años nos representó una mujer que se adelantó a nuestras batallas y nos enseñó el rumbo. Ella nos recuerda lo mejor de nuestros valores. La pasión, la sensibilidad y la justicia social.

Un siglo no alcanza para abarcar todo lo que Evita vivió y realizó en solo 33 años. Su pueblo, eternamente agradecido, le rinde homenaje.

Este año más que nunca tenemos que mantener viva la llama de su legado para devolverles a la provincia y al país lo que es justo. De nada sirven los homenajes vacíos. En nuestra provincia de Buenos Aires, en donde todo es urgente, tenemos la responsabilidad de consolidar la unidad de la oposición para defender a los más humildes, a los trabajadores y a la clase media. Necesitamos volver a tener un proyecto que crea en nuestro pueblo.

Este año, Evita, recogeremos tu nombre y lo llevaremos como bandera a la victoria.

(*) El autor es intendente, presidente del Partido Justicialista de la provincia de Buenos Aires.