Breve opinión sobre Guernica y Entre Ríos
Por Osvaldo Nemirovsci. El exdiputado nacional cuestiona los abiertos reparos por parte de integrantes de la coalición oficialista a decisiones políticas de gobierno.
Dijo Alberto Fernández y estimo satisfactoria esta argumentación.
“Lo ocurrido ayer en Guernica fue producto del accionar policial dispuesto por la Justicia. Previo a ello hubo un enorme trabajo de reubicación de familias realizadas por el ministro Larroque. El gobernador Kicillof tuvo la prudencia de mantenerme informado.
Los sucesos de Entre Ríos, originados en una disputa familiar, fueron también resultado del accionar policial dispuesto por la justicia local tras el fracaso de la conciliación entre las partes. También aquí el gobernador Bordet me mantuvo permanentemente informado.
Obviamente, como presidente de la Nación, estoy atento a todo lo que ocurre en nuestro país. Pero como somos un Estado federal este tipo de conflicto son resueltos por los gobiernos provinciales.
Dicho esto, ambos gobiernos debieron enfrentar situaciones críticas en donde se mezclaron necesidades humanas, disputas familiares y también intencionalidades políticas. A mi juicio, los conflictos se resolvieron respetando el juego de las instituciones que la República impone”.
Y también en política siempre hay que ver a quienes perjudica o beneficia determinada situación. En ambos casos, Guernica y Entre Ríos, la ocupación de tierras (con justos motivos, sin justos motivos, por necesidad o por intereses y hasta asumiendo que todos los que estaban ahí tienen reales necesidades habitacionales) no beneficia al gobierno, crea una sensación de desborde legal y seamos objetivos, debilita simbólicamente al Gobierno nacional. Luego está el desalojo. Ordenado por una justicia (mala, pésima, buena) que es la que hay y la que impone los criterios de legalidad. Los gobiernos provinciales cumplen ese cometido intentando hacerlo de la mejor y más pacífica forma. Tal vez no salió 100% perfecto en ese aspecto y hubo corridas en Guernica con niñes y madres y hubo cierta violencia para responder a ocupantes que se negaban a abandonar el predio. Entendiendo todo y hasta aceptando que algunos compañeros valoren ” la justa respuesta de resistencia de quienes pelearon contra la policía” lo cierto es que esos episodios también ayudan a crear un clima contra el gobierno. Y no seamos ingenuos, hay quienes están en esa actitud. Dentro de las tomas, y fuera de ellas y en muchos medios. No seamos nosotros los que por “ideología” y satisfacernos con cierta fraseología infanto/revolucionaria, abonemos a esos sectores.
Ahora bien, una vez terminado esto los peronistas y sobre todo aquellos en función de cierto liderazgo o responsabilidad política en conducir, desde un ministerio hasta la más chica UB virtual o real del país, no pueden comportarse como “pensadores independientes” y seguir arrojando nafta al fuego. Desde los que comparan – ¡sí los hubo y compañeros!, – a la Guernica conurbana con la Guernica vasca, cometiendo un desatinado juego de banalización y bastardeo histórico (en abril de 1937 la aviación nazi alemana con su Legión Cóndor, bombardeó durante horas la ciudad de Guernica en la España republicana causando casi 300 muertos y la destrucción de la ciudad), hasta los que se sienten “decepcionados” y “enojados” con el presidente Fernández y con Kicillof y no se cansan de hacerlo saber en redes y medios. ¿Enojados por qué? ¿Por cumplir un mandato judicial? Por poner orden en una situación política, ¿que se tornaba inmanejable? ¿Por acatar una decisión judicial?
Y a no hacerse los distraídos ni repetir excusas históricas fallidas como la Teoría del Cerco, tan infantil y tan dolorosa para nuestras experiencias militantes de los años setenta. Nada de lo que se hizo esta fuera de la decisión del gobierno nacional, de Alberto Fernández, de Cristina, de Kicillof, del PJ Nacional, de los gobernadores y cuenta con el apoyo de organizaciones de DDHH, religiosas y sociales.
Entonces si los compañeros quieren debatir otra cosa que lo digan. Y si quieren cuestionar a todos los mencionados, también pueden hacerlo. Bienvenido el debate. Pero tengamos en cuenta cuando y como se da. Nuestra Argentina y nuestra identidad política, no están en condiciones de tirar por la borda ni ayudar a la extenuación de esta experiencia, difícil y costosa, del gobierno peronista que tenemos.
Mientras tanto las palabras del presidente ponen cierta claridad en el accionar institucional.
“Quien quiera oír que oiga”.
(Parlamentario)