10 diciembre, 2024

“Ya no se vuelve al lugar del sometimiento”

La historiadora Dora Barrancos y la periodista Liliana Hendel dieron una charla en la Universidad Nacional de La Matanza en la que repasaron las conquistas del movimiento feminista e instaron al sector académico a transformar la matriz del conocimiento.

Frente a una multitud de jóvenes universitarios, la historiadora e investigadora de CONICET, Dora Barrancos, y la periodista Liliana Hendel desarrollaron la jornada La lucha de las mujeres en la dinámica social actual, que tuvo lugar en el Aula Magna de la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM). Allí, las intelectuales reconstruyeron las distintas etapas de la gesta feminista para comprender cómo se produjo la gran eclosión social que hoy inunda las plazas en cada manifestación. 

Durante su ponencia, Barrancos señaló que los movimientos feministas de la segunda ola comprendieron la necesidad de ampararse en la experiencia de la propia sexualidad para articular con lo colectivo e ir en busca de una nueva política sexual. La principal ruptura fue la aparición de un nuevo actor: el cuerpo deseante.

La novedad no se introdujo sin tensiones: “Nuestro clima de época –explicó- estaba en atacar el régimen oprobioso de las clases y no el régimen oprobioso del patriarcado”. Por entonces, el movimiento feminista local tenía características elitistas, pero luego esos núcleos fueron expandiéndose hacia otros sectores, como la universidad.

Es así que, junto a la democracia, llegaron los primeros triunfos de la gesta feminista en materia de ampliación de derechos, el restablecimiento de la Ley de Patria Potestad compartida, La ley de Divorcio y, ya en el nuevo milenio, las leyes de Educación Sexual Integral, Identidad de Género y la Ley de Protección Integral de las Mujeres son algunos de los ejemplos más resonantes.

El sueño de las activistas de los sesenta se manifiesta en las nuevas generaciones, que perciben su cuerpo y su vínculo con lo social por fuera de muchos estereotipos que, aún hoy, se reproducen en los medios masivos de comunicación. Barrancos lo subrayó: “Se dio una franquía abierta de la sexualidad disidente en la adolescencia, un desapego de los mandatos respecto de la sexualidad”.

Por su parte, la periodista y psicóloga Liliana Hendel usó como hilo conductor los capítulos de su libro Violencias de género. Las mentiras del Patriarcado (Paidós, 2017), para desentrañar cada uno de los discursos opresivos y sexistas que, en mayor o menor medida, operan en la realidad cotidiana y, a fuerza de repetición, en los medios y en la publicidad, naturalizan la violencia hacia las mujeres.

Para ambas intelectuales, las luchas feministas forjaron un cambio que no admite regresiones, y el avance de la gesta de las mujeres es, en paralelo, una mejora en la calidad de la sociedad en su conjunto y de sus instituciones. “El siglo XXI es el siglo de la revolución de las mujeres, es el siglo en el que la democracia va a empezar a ser democrática”, expresó Hendel, y Barrancos concluyó, categórica: “Ya no se vuelve al lugar del sometimiento”.

Prensa UNLaM: ¿Qué transformaciones deben generarse desde la Universidad?
Dora Barrancos: El ámbito de la universidad pública debe ser el más colaborativo en todo caso, el más cooperante, el más amigable en términos de derechos de las mujeres y las otredades, de los géneros que están en disidencia, porque la universidad brinda y crea conocimiento. Es imprescindible desarmar los elementos cognitivos de nuestras disciplinas habituales en donde la cuestión de las relaciones jerarquizadas entre varones y mujeres parece una solemne ceguera. Las disciplinas científicas surgieron, tal como las conocemos, en cuadros situacionales del siglo XVIII. El sistema patriarcal es el informante de todas las ciencias. Ahora necesitamos una nueva ciencia, no solo reacomodar los saberes científicos, necesitamos una formación diferente y creo que eso es lo que desafía a la universidad.

Liliana Hendel: Una preocupación que tenemos muy fuerte es que en las universidades no entran los estudios de género en la currícula. Hay estudios de género como especialización, como posgrado, pero en las carreras no hay estudios de género y este es un bache en la formación de cualquier profesional: de la medicina, de la psicología, de la abogacía, en cualquier área es imprescindible hoy tener información adecuada en relación a qué es lo que pasa con la especificidad de los derechos de las mujeres y de las disidencias sexuales.

P.U.: ¿Cómo impacta la lucha feminista en sus respectivos espacios profesionales?
D.B.: El techo de cristal sigue duro. A pesar del ingreso enorme de mujeres a los diferentes quehaceres de la ciencia y la tecnología, hay dificultades tremendas para que las mujeres accedan a oportunidades mayores de reconocimiento y, por lo tanto, de calificación dentro de la institución. Hoy el CONICET tiene más mujeres que varones, pero ¿dónde están las mujeres? Abajo, en el primer nivel de asistentes hay un 54 por ciento de mujeres y en la formulación mayor de la pirámide solo hay un 25 por ciento de mujeres.

L. H.: Estamos en el peor momento de la historia del periodismo en Argentina, el acoso contra los medios denominados opositores es un brutal, la precarización del periodismo es realmente un ataque al derecho concreto a la información, y como ya sabemos, cuando hay una precarización de estas características, el segmento de las mujeres y de las disidencias sexuales se ven doblemente perjudicados por múltiples factores. Me parece que todavía no ha habido las respuestas adecuadas a semejante crisis, pero creo que vamos en camino a recuperar no solo el camino democrático de la información, sino todo aquello que tiene que ver con la posibilidad concreta de trabajar el periodismo desde un lugar digno, ético, profesional y con salario.

P.U.: ¿Qué lugar considera que ocuparán las luchas feministas de cara a este año electoral?
D.B.: Mi cálculo es que las fuerzas electorales no pueden negarse a visibilizar lo que es este empuje extraordinario de las mujeres, es imposible que no acierten con esta extraordinaria, estruendosa manifestación existencial de las mujeres. Yo creo que también habrá que peticionarle a las propias mujeres en sus fuerzas. Estoy aspirando a que haya cambios importantes en estas elecciones, y espero que las fuerzas populares acierten en esa magnífica posibilidad de incorporar a esas mujeres.


Fuente: Agencia CTyS