Turismo estudiantil avanza en la desregulación para alcanzar mayor potencial

Las agencias de viajes que trabajan con egresados enfrentan horas decisivas ante la posibilidad concreta que el gobierno nacional avance con medidas que modificarían sustancialmente su funcionamiento. El ‘seguro de caución’ como solución.
El turismo estudiantil en Argentina es mucho más que los clásicos viajes de egresados a destinos como Bariloche, Villa Carlos Paz o Mar del Plata. Abarca una franja completa de doce años de escolaridad, desde 1er grado hasta 5.º o 6.º año del secundario, y con ello, una enorme oportunidad de desarrollo turístico, económico, educativo y cultural para todo el país.
Actualmente, existen miles de estudiantes que participan de viajes escolares y de egresados a lo largo del ciclo lectivo. Destinos como Bariloche, Tandil, La Falda, Puerto Madryn e Iguazú forman parte del calendario turístico escolar, aunque su acceso está limitado por un sistema altamente regulado.
El presidente de la Cámara Argentina de Turismo Estudiantil (CATE), Daniel García estimó que alrededor de 600.000 alumnos egresan anualmente del ciclo secundario en Argentina, “sin embargo, solo entre 120.000 y 140.000 realizan el tradicional viaje de egresados a San Carlos de Bariloche. Esto deja a una enorme mayoría de jóvenes, especialmente en pequeñas ciudades y pueblos del interior, sin acceso a una oferta turística basada en la falta de oferta dado que las empresas tradicionales por logística y costos no llegan. Esta exclusión responde, en gran medida, a una regulación estatal que impide que agencias de viajes o empresarios y proveedores, hoteles regionales y prestadores locales participen activamente del mercado”.
Según García, quien está a favor de la desregulación indicó que “las regulaciones vigentes impiden, por ejemplo, que un emprendedor o empresario local que cuente con un hotel o complejo de cabañas pueda ofrecer directamente sus servicios para alojar contingentes escolares. Tampoco puede organizar un paquete completo con transporte, excursiones y seguros, a pesar que muchas veces esa oferta sería más económica y de mejor calidad” y agregó que “la regulación impide que las escuelas, docentes y padres puedan elegir entre múltiples propuestas adaptadas a las necesidades de sus alumnos. En un contexto donde la inteligencia artificial, la digitalización y el acceso a la información permiten comparar opciones de forma ágil y transparente, el turismo estudiantil sigue anclado a un esquema del pasado”.
Cabe aclarar que en su momento hubo intervención del Estado -como la necesidad de seguros, cobertura médica o garantía del dinero pagado por los padres- que fueron incorporados como estándares básicos en toda la industria. “Hoy la reciente implementación de la póliza de caución obligatoria, impulsada por el Ministro Federico Sturzenegger y el Secretario de Turismo Daniel Scioli, blinda los fondos familiares incluso en un contexto desregulado. Es decir, la protección puede mantenerse sin limitar la competencia y sin la innecesaria presencia del Estado” aclaró el empresario.
Mientras el turismo general en Argentina -que moviliza entre 7 y 9 millones de personas por año- opera hoy en plena libertad de mercado, el turismo estudiantil sigue siendo una excepción, regulado en un mercado que representa menos del 10% de ese volumen. Esta contradicción frena el crecimiento, impide el desarrollo de nuevos destinos y deja sin oportunidades a miles de actores locales.
García sostiene que “la propuesta no es eliminar garantías ni estándares de seguridad, sino permitir que todos los sectores, grandes y pequeños, puedan competir en igualdad de condiciones para ofrecer experiencias significativas a los estudiantes de todo el país”.
Por último el titular de la CATE dijo que “desregular el turismo estudiantil no solo ampliaría la oferta y reduciría los costos para las familias, sino que permitiría incluir a los más de 5 o 6 millones de estudiantes que hoy cursan entre la primaria y la secundaria en Argentina. El turismo estudiantil, bien entendido, no debe limitarse a un solo viaje al final del ciclo escolar, sino convertirse en una herramienta educativa y cultural sostenida a lo largo de toda la vida escolar”.
En definitiva, la desregulación del turismo estudiantil permitirá que pase a ser mas competitivo y además abarcar toda la vida lectiva de los estudiantes para aumentar el caudal del negocio para todos los actores del turismo, además del crecimiento de la fuente laboral en todo sentido (Cordillerano)