The Districts: un disco etéreo y anhelos para «ajustar cuentas» con la industria y las regalías
Por Agustín Argento.
«You Know I’m Not Going Anywhere» fue producido por el propio grupo junto a Keith Abrams, su colaborador frecuente, y mezclado por Dave Fridmann (The Flaming Lips, Spoon, MGMT y Tame Impala, entre otros). En diálogo con Télam, la banda comentó cómo fue lanzar un nuevo material en tiempos de pandemia.
El grupo estadounidense The Districts editó su último disco «You Know I’m Not Going Anywhere», un álbum envuelto en un aura «etérea y soñadora», en medio de una pandemia con duras restricciones para con los músicos; algo que en opinión de su cantante y compositor, Rob Grote, deberá servir para «ajustar las cuentas» con la industria.
Además, el flamante cuarto disco del cuarteto oriundo de Pensilvania cuenta con la canción «My Only Ghost», que fue remixada por los argentinos de Chancha Vía Circuito, pese a que ambas agrupaciones jamás se vieron cara a cara.
«¡Nunca nos hemos conocido en persona! Nuestro manager Jake lo sugirió y a todos nos gustó mucho la música de ellos, así que estamos muy contentos de que haya funcionado. Hicieron un trabajo asombroso», dijo Grote a Télam.
La nueva versión se encuentra sutilmente alejada de la original, con unas voces graves, casi cavernosas, y sin la guitarra acústica en primer plano que invita a sumergirse en la intimidad de «My Only Ghost».
La composición de Chancha Vía Circuito mantiene el espectro coral del tema, pero con un ambiente que lo rodea y lo sumerge en un clima más orquestal y sinfónico.
El álbum fue producido por el propio grupo, junto a Keith Abrams, su colaborador frecuente, y fue mezclado por Dave Fridmann (The Flaming Lips, Spoon, MGMT y Tame Impala, entre otros), logrando un sonido de vigilia, que se asemeja a los momentos épicos de lo más moderno de lo que se denomina «sonido del indie», como también unas clásicas guitarras que se entremezclan con bajos sintetizados.
El grupo formado por Grote, el bajista Connor Jacobus, el baterista Braden Lawrence y el guitarrista Pat Cassidy trae un disco conciso, que reúne varios climas de lo más emblemático del rock alternativo de las últimas décadas.
En «You Know I’m Not Going Anywhere» conviven en perfecta armonía canciones como «Dancer», con la sensualidad del saxo impulsando las guitarras desde atrás; «Sidecar», con arreglos de voces que se superponen al postpunk de los 80; así como también piezas más intimistas como la que abre la placa, «My Only Ghost», o la que le le sigue, «Hey Jo».
Por momentos, es como si Vangelis y Johnny Cash se hubieran reunido con Arcade Fire, Pulp y Radiohead, logrando que «You Know I’m Not Going Anywhere» se convierta en una representación elegante de las generaciones más jóvenes del rock.
Télam: ¿Cómo trabajaron el álbum?
Rob Grote: La grabación tuvo algunas fases. Hubo una etapa inicial en la que yo grababa mucho en mi habitación y creaba demos completos. A partir de ahí, primero intentamos trabajar en un estudio en Filadelfia, Dancer, y el 4 de julio salieron las canciones de esa sesión. Sin embargo, finalmente, llevamos una grabadora de 16 pistas a una cabaña en el nevado norte del estado de Nueva York, donde hicimos la mayor parte de la grabación.
T: ¿Cómo pensaron el sonido?
RG: Realmente quería que el disco tuviera una calidad etérea y soñadora. Grabarlo de manera analógica, usar bucles de cinta, sintetizadores y otras texturas ambientales realmente ayudó a resaltar esos elementos. Las letras tratan sobre el anhelo, las ganas de escaparse y el deseo conflictivo de la presencia y el trascender a uno mismo.
T: Por otro lado, ¿Cómo está la situación de los músicos en Estados Unidos?
RG: Es extraño ahora mismo. Todos están tratando de adaptarse y averiguar qué hacer con su tiempo. Nadie puede hacer giras, por lo que intentamos buscar otras formas de ganar dinero. Es algo importante y desafiante, a la vez. Definitivamente no es ideal, ojalá vengan algunos cambios.
T: En su opinión, ¿Cómo será la «nueva normalidad» para artistas como músicos y actores?
RG: Es difícil decirlo. La transmisión de música por streaming hizo que se ganara mucho menos dinero que con el negocio de la venta de música grabada y lanzada en formato físico. Desde entonces, casi todos los músicos han dependido de las actuaciones en vivo y de las giras para ganarse la vida. Sin eso, no hay una perspectiva muy optimista. Dicho esto, una situación como esta puede generar el tipo de ímpetu necesario para un ajuste de cuentas en nuestra industria y muchas otras. Ojalá podamos unirnos y exigir un modelo comercial equitativo y sostenible para todos en las industrias del entretenimiento. (Télam)