Miami: Los aviones llegan completos con argentinos en plan de vacaciones y algo más
Con los vuelos a Europa restringidos solo para aquellos con ciudadanía europea, y a Nueva York suspendidos debido a la cuarentena requerida para los argentinos, Miami continúa siendo un destino popular en estos días. Los vuelos salen llenos. Ni el dólar imparable, ni la economía en caída logran frenar a los que buscan volver a respirar aquella normalidad perdida.
Aun en pandemia, para viajar a Estados Unidos nada cambió: un pasaje de ida y vuelta, y un pasaporte con visa es suficiente para ingresar. Una vez allí, los turistas pueden moverse libremente desde que aterrizan. Van a la playa, al shopping, o hasta pasan unos días en los parques temáticos de Orlando.
La mayoría llega por turismo, empujados por la sensación de encierro en la Argentina, donde recién a partir de diciembre se autorizará el turismo en la costa y donde los vuelos de cabotaje solo están habilitados para los trabajadores esenciales, tratamientos médicos o casos de fuerza mayor. Pero muchos también aprovechan para explorar posibilidades de negocios para radicarse en tierra norteamericana en el corto plazo, mientras que otros tomaron la delantera y ya desembarcaron en busca de una vida mejor. Con el consulado americano cerrado en Buenos Aires, decidieron no hacer más larga la espera. Llegan incluso con la ilusión de gestionar sus trámites migratorios en los Estados Unidos.
Las cifras de contagios de coronavirus en Miami bajaron sustancialmente desde su pico en julio, a unos 3000 casos por día. Sin embargo, representa un número más alto que los reportados a principios de octubre, aunque la tasa de positividad está estabilizada alrededor del 5%, umbral que los expertos en salud consideran bajo control.
Ricardo Palmieri vive en Nordelta y voló en American Airlines a Miami días atrás. «El avión explotaba. Pensaba, ¿dónde esta la pandemia? Desde que esto empezó tomé recaudos, no me reuní en grupos grandes, pero cuando traspasé la puerta del avión y vi ese manojo de gente me impresioné. Ya estaba arriba, y tenía que viajar. Ahora en Miami me siento muy seguro, tengo menos contacto con gente que un día común en Buenos Aires trabajando», confiesa. Punta del Este: una argentina no quiso cumplir la cuarentena y tuvo que intervenir el ministro de turismo
Al llegar a Ezeiza chequearon que tuviera pasaje (de lo contrario no se puede ingresar a la terminal) y le tomaron la temperatura al pasar al sector de preembarque. Una clienta suya de Nordelta viajaba en el mismo vuelo, con su marido y su hijo. Mientras estaba en la fila para abordar, otro vecino de un barrio de Tigre le mandó un mensaje: «¿Estás en Ezeiza?». Le contó que lo veía en la fila, y que estaba unos pasos más atrás. «Si me quedaba un rato me encontraba con más gente -se ríe-. Cuando pusieron los vuelos en octubre, salió todo el mundo», dice.
American Airlines aumentó su frecuencia a un vuelo diario desde el 7 de octubre, mientras que Aerolíneas Argentinas programó 18 viajes para este mes, y prevé un itinerario similar para noviembre. Transportan solo argentinos o residentes. No viajan norteamericanos, y son pocos los argentinos residentes en el exterior que vuelven al país por unos días de visita.
Marcelo Bottini, director regional de Aerolíneas Argentinas para Norteamérica, lo confirma: «Los aviones vienen llenos para Miami durante todo octubre. Es la misma característica de septiembre. Vienen con ocupación completa y retornan al 50% o 60%. Pero toda esa gente que viene en algún momento tiene que volver», dice.
Además de los vuelos de pasajeros que vienen con 262 plazas, otros son de carga. Cuando los aviones salen con toda la panza completa, se restringe la capacidad de pasajeros abordo. «A veces la gente entra al avión y piensa que no hay nadie, pero son vuelos destinados a llevar carga que se completan con las plazas que se permiten. El 21 de este mes, por ejemplo, salió un vuelo lleno de arándanos, y se completó con 72 plazas que podían ocuparse», cuenta.
Desde American Airlines, Andrés Paterson, senior manager de ventas para América del Sur, confirma que todos los vuelos de subida están llenos. «Se abrieron frecuencias después de mucho tiempo, y no está permitido llevar americanos. Es lógico, cuando ponés un vuelo nuevo tenés mucho tráfico de subida, después empieza la bajada, y luego se compensa», dice.
A su vez, confía en que a medida que la gente va viendo que viajar es una posibilidad real, se va generando más demanda. La mayoría son reservas para dos personas, si bien también viajan familias.
Cambio de aire
Hay argentinos que llegan y se hospedan en casas de amigos o familiares para hacer más accesible el viaje. Otros alquilan departamentos por estadías de un mes o más, y en menor grado también ocupan hoteles, incluso de lujo. «Hemos visto este mes viajeros argentinos que se hospedan por primera vez, además de los ya frecuentes. La mayoría reservó por ocho noches o más, aunque tenemos hasta una reserva por 22 noches de un cliente de la Argentina», cuenta Deborah Yager Fleming, CEO de Acqualina Resort & Residences en Sunny Isles Beach, un resort con tarifas que rondan los US$ 500 la noche.
Palmieri llegó para pasar una semana de vacaciones, pero también está viendo posibilidades de negocios para vivir en Miami. «Más de medio país de la clase media o media alta se quiere ir. Estoy vacacionando pero viendo para desembarcar. En 2014 ya tenía todo para poner un pie en Miami y quedó trunco. Ahora vuelvo por lo mismo», confirma.
Los aviones se llenan con argentinos que buscan cambiar de aire. Karen Green viajó con su marido a visitar a su hijo y nuera, que viven en Miami. «El vuelo estaba llenísimo. Al comprar el pasaje me dijeron que había un asiento vacío de por medio, pero luego cancelaron el vuelo y me pasaron para el día siguiente. Estaba a tope. Como tenía miedo de contagiar a mi nuera embarazada, ya que viven en un departamento chico, alquilamos todos una casa en Naples, y mi cuarentena la hice ahí, donde podíamos desayunar en una galería, y guardar distancia los primeros días. Naples me abrió la cabeza, viví la sensación de libertad, me hizo bien mentalmente. La situación en la Argentina era asfixiante. Pude comprobar que la pandemia se puede vivir de otra manera», detalla. Con un hijo expatriado, su plan es pasar cada vez más tiempo del año en Estados Unidos.
Como Palmieri, son varios aquellos que vuelan para analizar el terreno, o directamente para encarar una nueva vida. Florencia Pagani viajó durante la pandemia para asentarse en Miami. Su marido había desembarcado en febrero, y su idea era viajar en abril para ver casas. Pero fueron pasando los meses, hasta que en julio no aguantó el encierro y tomó la decisión de viajar. Ahora, recién asentada, afirma que recibe como mínimo dos llamados por día de amigos que le preguntan cómo ha sido su aterrizaje, y qué posibilidades de negocios puede haber para emigrar.
Lucila Valenzuela, agente inmobiliaria de Potential Property Group, confirma esta tendencia. «Hice varios contratos de alquiler en estos meses de argentinos recién llegados. Me está llamando mucha gente para relocarse desde cero. Gente que no tiene idea qué hacer, averiguando negocios y visa», aporta desde Weston, una de las comunidades elegidas por los argentinos.
Pedro prefiere no dar su nombre completo porque llegó con visa de turista. Es un cantautor argentino, estudió en Berkley, California, y viajó a Miami para gestionar desde aquí la visa de talento que le permita quedarse. «La situación argentina nos apuró. Me casé a principios de año, teníamos planes de explorar posibilidades en otro país en un futuro, pero se aceleró la urgencia de salir porque no podíamos trabajar en la Argentina. Era insostenible. Explorando posibilidades se nos abrieron las puertas acá y de un mes para otro, hicimos valijas y desembarcamos a fines de septiembre», explica. Coronavirus: ¿Por qué la vitamina D es fundamental para la salud?
Hasta hace pocos días, un ciudadano argentino podía viajar a Miami pero no así pasar de una provincia a otra. Bottini, de Aerolíneas, afirma que con la apertura de los vuelos de cabotaje días atrás están llegando pasajeros del interior. «La gente suele preguntarnos si, por ejemplo, una persona en Córdoba que quiere viajar a Miami, se puede tomar un vuelo doméstico hasta Ezeiza. Sí, puede», dice, y explica que hay que sacar el certificado de circulación, y decir que tiene vuelo en conexión. El problema es que se debe comprar el tramo aéreo sin haber obtenido el permiso de circulación, que se completa un día antes del viaje.
Todos los vuelos de cabotaje tienen previsto incrementar sus frecuencias, lo cual también facilitará las conexiones al exterior. Alcanza con comparar el schedule de Aerolíneas Argentinas, desde el 19 de octubre, hasta los programados el 29 de noviembre. Por ejemplo, Bariloche empezó con cuatro frecuencias semanales con Ezeiza, mientras que a fin de noviembre tiene 12 programadas. Córdoba arrancó con cinco, y llegará a 21 vuelos semanales, Mendoza tendrá 14 vuelos; Neuquén 12; y algo menos otras provincias. Por: Lucila Marti Garro (La Nación)