9 diciembre, 2024

Feliz Aniversario Rincón Patagónico

Un 30 de octubre de 2004, el intendente Icare cortaba la cinta de lo que seria un lugar emblemático en la ciudad. Rincón Patagónico de Bariloche al mundo. El lugar se conformó piedra por piedra y con mano de obra barilochense. “Esperábamos salir de la crisis del 2001 y con mucha pasión lo logramos”, indican Alberto y Sandra, quienes en compañía del querido Juan Alberto Badía le dieron forma a un lugar gastronómico inigualable.

Al momento de la inauguración concurrieron especialmente invitados amigos, colegas gastronómicos, artistas locales y toda la música de la banda de la Escuela Militar de Montaña. De esta manera todo se llenó de magia en El paraje Laguna Fantasma, dando continuidad a un sueño que naciera en Villa Gesell en los 80 y que “hoy compartimos orgullosamente con la tercera generación de nuestra familia, siempre con la misma consigna: ‘La cultura del trabajo», indicaron.
Seguramente aquellos que estuvieron ese 30 de octubre de 2004, tendrán guardado en su corazón, “en tiempos que nos abrazábamos fuerte, un momento que jamas olvidaremos”.

Hoy, en medio de esta impensada y loca pandemia, “recordamos ese hermoso momento compartido, y brindamos una vez mas por nuestro querido Rincón Patagónico”, señalaron con orgullo Alberto y Sandra.

Un poco de historia en primera persona

Siempre presente estará el recuerdo de mis padres, quienes a fines de los años 60, en la cantina del camping «El Pinar» de Villa Gessell, iniciaron la aventura gastronómica que con el tiempo pasaría a ser mi medio de vida, y una profesión muy amada por siempre y por toda mi familia.

En aquellos años comencé a aprender los secretos de papá en el arte de la cocina y los eventos.

La Villa crecía, y viajeros de todo el mundo venían a disfrutar de la naturaleza y de las delicias de «Don Nicola», famoso por sus milanesas y su parrillada argentina.

El sueño de mi padre se había cumplido, con un local para 400 personas en pleno centro en el que bohemios, políticos, artistas y futbolistas prolongaban las cenas hasta la madrugada.

En el año 81, ya formando parte de la familia Mazzei, nos hicimos cargo de «El Estaño del Tío», y a partir de entonces nuestra meta fue viajar y conocer otras costumbres gastronómicas. Entre el mar y la montaña iba a estar nuestro futuro, sólo faltaba elegir el sitio donde volcar todos nuestros conocimientos y trabajar por los buenos momentos de la vida como alguna vez lo hicieran nuestros padres.

Sandra Gaspari