El presidente llamó a «construir un contrato social que nos incluya a todos»
También reafirmó el diálogo «como el único camino posible» y sentenció que la normalidad previa a la pandemia era una suerte de «cultura del olvido» que nos avergüenza a todos, al hablar en forma virtual en un encuentro de la Pastoral Social.
El presidente Alberto Fernández renovó ayer su convocatoria al «diálogo», al que definió como el «único camino» posible para «construir un contrato social» que le permita al país dejar atrás «la normalidad» que se vivía antes de la pandemia y que sólo «hace avergonzarnos», porque estaba signada por «la desigualdad, el desequilibrio social, la especulación, la injusticia y el desamparo de millones que quedaban sumergidos en la pobreza».
Desde Casa Rosada, el Presidente participó de manera virtual del encuentro «Recomenzar la Argentina y la Patria Grande; Diálogo social para la igualdad», organizado por la Pastoral Social, en el que insistió con que, una vez superada la pandemia por coronavirus, el país tiene «una gran oportunidad» para «crear otra normalidad, una que nos incluya a todos».
«Tenemos que ser capaces de construir ese contrato social de cómo queremos que sea el país que viene, entendiendo que en la Argentina nadie sobra«, sostuvo Fernández, para luego subrayar que «cada uno de los habitantes debe tener una misión asignada para poder desarrollarse en nuestra Patria».
En ese sentido, enfatizó que «el dialogo es el camino» y agregó: «Lo he creído siempre y sigo insistiendo en eso, y no me van a torcer en esa idea. Aspiro a que todos tengan este mismo sentimiento sobre la oportunidad que tenemos y que no debemos perder».
Tras evocar algunas definiciones del papa Francisco, el mandatario profundizó sobre la «oportunidad de que, todos juntos, todos hermanados» podamos «enfrentarnos a un cambio que no nos devuelva a la normalidad que tuvimos, porque la normalidad que tuvimos sólo hace avergonzarnos«.
«Quiero que seamos capaces de construir una normalidad distinta y para hacerlo, estoy convencido, el dialogo social se ha vuelto un elemento central. Porque somos una sociedad y en una sociedad somos pares, somos partes integrantes de un conjunto que se llama sociedad y que para desarrollarse no puede depender de uno sino del acuerdo del conjunto», explicó.
En sintonía con lo expresado días atrás por la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, el mandatario dedicó varios pasajes de su intervención en el encuentro convocado por la Pastoral Social para asegurar que para «construir un nuevo pacto social que nos de la igualdad que queremos, tenemos que sentarnos a dialogar seriamente» y que la «integración social supone que podamos convivir en la diversidad, en la diferencia y respetando al otro».
«Respetando y no tolerando, porque la diversidad no nos pide tolerancia que es algo que uno hace en contra de su propia voluntad; respetar es algo que uno hace desde el alma. Tenemos que construir ese país detrás de la idea de producir, invertir, crear trabajo, buscar mas igualdad y que todos nos empeñemos en esa lógica», completó
En un documento difundido con motivo de los 10 años de la muerte de Néstor Kirchner, la expresidenta planteó que «es imposible una solución sin un acuerdo que abarque al conjunto de los sectores políticos, económicos, mediáticos y sociales de la República Argentina».
Al reflexionar sobre la democracia, al conmemorarse hoy un nuevo aniversario del triunfo electoral de Raúl Alfonsín, el Presidente se lamentó, que 37 años después de aquél hito histórico, todavía tenemos los «márgenes de pobreza que tenemos», sumado a un «problema de falta de trabajo creciente, con la salud pública recuperándose en medio de una pandemia porque había sido olvidada en los últimos cuatro años, al igual que la educación pública».
También sostuvo que durante estos años de democracia tampoco se ha podido «terminar ni con el odio ni con la división entre nosotros» y que «a esta altura deberíamos darnos cuenta que enfrentarnos, maltratarnos, dividirnos y odiarnos, nos ha conducido a este presente que tenemos» y que «deberíamos entender que es un muy mal negocio odiar al otro» aunque ahora «tenemos la oportunidad también de dar vuelta esa página y empezar a construir juntos respetándonos en el disenso».
Insistió acerca de lo importante que es cambiar el «modelo de desarrollo nacional» para darle impulso a las «economías regionales» que le permitan a los argentinos «desarrollarse en el mismo lugar donde nacen» y completó: «Ha llegado la hora y tenemos que hacerlo. No tengo más ganas de que firmemos acuerdos de reparación histórica; tengo ganas de que firmemos acuerdos de desarrollo igualitario», dijo, además de subrayar que es necesario hacerlo «en condiciones de equilibrio ecológico».
«De todo esto deberíamos estar hablando y sobre todo esto deberíamos empeñarnos ya en buscar puntos de acuerdo, empezando un diálogo franco, sincero, que nos permita reconvertir la Argentina especulativa que tuvimos en una Argentina de producción. En un país que recupere los valores éticos que se han perdido», concluyó.
Participaron del encuentro el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina y obispo de San Isidro, monseñor Oscar Vicente Ojea; el obispo de Lomas de Zamora y presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social (Cepas), monseñor Jorge Lugones; el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Béliz y el senador nacional por Juntos por el Cambio (JxC), Martín Lousteau.
Monseñor Ojea, en tanto, señaló que «todos estamos llevados a remar juntos y necesitados de consuelo» y sostuvo que el Papa «siempre vio esta crisis como una oportunidad» para que «no se pueda volver a una normalidad con más pobreza y desocupación», mientras que monseñor Lugones destacó la necesidad del «diálogo social como eje» y pidió que se pongan en marcha iniciativas como el Consejo Económico y Social y la Mesa contra el Hambre. (Télam)