25 abril, 2025

El engaño como método para vencer/ por Sergio Capozzi



A lo largo de los cinco años que duró la II Guerra Mundial hay dos hechos que me conmueven singularmente y que a mi entender fueron trascendentales para cambiar el curso de la contienda.
El primero se dio en Dunkerque, cuando se llevó a cabo la Operación Dínamo, durante la cual más de trescientos mil efectivos  franceses, británicos, belgas y canadienses escaparon del asedio alemán desde las playas, entre el 29 de mayo y el 4 de junio de 1940. No había forma de enfrentar el arrollador avance de millares de alemanes que, mejor equipados y frescos se aprestaban a dar el zarpazo final sobre las tropas aliadas, exhaustas y sin municiones. El pueblo británico se puso en marcha, miles de barcos, yates deportivos y lanchas, todos de uso civil, se lanzaron al rescate, desafiando los ataques de la aviación nazi. La operación fue un rotundo éxito.
Cuatro años más tarde, las playas de Francia volvieron a ser el escenario elegido para, esta vez, iniciar el contra ataque. El famoso Día D, del cual hoy se conmemoran 75 años, fue el principio del fin de la guerra. Un movimiento de pinzas cuidadosamente estudiado y fundado en el engaño.
Simultáneamente a ese desembarco, se producía otro en Sicilia, al amparo y con la logística aportada por las mafias sicilianas y noyorquinas. Este fue el primer paso, el segundo se venía gestando desde mucho tiempo atrás.
Juan Pujol García, después conocido como Garbo, era un catalán común y corriente, lo que los americanos llamarían ordinario, pero tenía desde joven un sueño, ser espía. Primero le ofreció sus servicios al Foreign Office británico que lo rechazó, ante esto se contactó desde Lisboa, donde vivía, con el servicio secreto alemán, los nazis sí lo aceptaron. Pero ese no fue el objetivo, una vez que los alemanes lo aceptaron, volvió con los ingleses y ahora si los convenció convirtiéndose en doble agente.
Garbo fue pieza fundamental del engaño. El desembarco iba a ser en Normandía pero había que hacer creer que sería en Calais. Para eso Garbo comenzó a enviar mensajes falsos, incluyendo tirar un cuerpo al canal de la Mancha con documentos apócrifos y llegar al extremo de construir una flora de hule, barcos, tanques, lanchas hechas de ese material que eran acarreadas por pequeños remolcadores que a la distancia se veían como una gigantesca flota de desembarco. Hitler mordió el anzuelo y ordenó movilizar sus tropas desde Normandía hacia Calais, debilitando y dividiendo sus fuerzas. El engaño fue un éxito.
¿Que tiene que ver esto con la política en estos días? Todo. Estamos a días del cierre de las alianzas y de las presentaciones de las candidaturas. Unos días atrás Cristina Fernández realizó una jugada de ajedrez, juego en el cual el engaño y la distracción son esenciales. Bajarse de la candidatura a presidente para dejarle su lugar a otro Fernández, Alberto, que hasta hace unos meses no paraba de hablar pestes sobre la líder de Unidad Ciudadana, hablada de sus fracasos en todos los órdenes e incluso la consideró cómplice en el asesinato de Nisman.
En el espacio multiperonista no fue la única movida. Schiaretti, Urtubey, Massa, Pichetto y Lavagna, se perfilaban como artífices armadores de la Alternativa Federal, los auto denominados peronistas racionales, un calificativo que servía entre líneas para catalogar al “otro peronismo” como irracional, es decir, animal (no lo digo yo, lo dijeron ellos).
Por el lado de Cambiemos las cosas tampoco vienen claras y trasparentes. Primero fue la intención de algunos para tratar de posicionar a María Eugenia Vidal como candidata a presidente ante la supuesta caída en la intención de voto para Mauricio Macri. Luego fue la convención radical con su reclamo a voces de una mayor participación en la toma de decisiones e incluso impulsando a un radical para que ocupe el cargo de vicepresidente. Alfredo Cornejo, aparentemente, se mantiene en la suya, insiste con la candidatura de María Eugenia.
En estos días vemos un pequeño rayo de sol o por lo menos una certeza, Mauricio será el candidato de Cambiemos, pero aún siguen las nubes en cuanto al vice, ¿será Monzó, Frigerio, Pichetto, Salvador, Stanley? Hay muchos hipotéticos candidatos.
La discusión se traslada a la provincia de Buenos Aires con la aparición de la idea de las listas colectoras. Esto es que candidatos a diputados, senadores, intendentes y concejales extraños a Cambiemos lleven a Vidal como candidata a gobernadora.
Volvemos al peronismo. Hace un par de días Lavagna se cortó solo, no está dispuesto a ir a P.A.S.O. con Massa o Urtubey, al mismo tiempo Pichetto lo reconoce como excelente economista pero lo llama ignorante de la política. En la veredita de enfrente, Massa coquetea con Cristina, incluso se llega a decir que las PASO serían Massa versús Alberto Fernández, para que alguien más audaz, llegue a decir que la fórmula sería Massa Cristina, y que Alberto haría un renunciamiento al estilo Evita a principio de los cincuenta.
En el medio estamos nosotros. Podemos trasladar estos mismos ida y vuelta a muchas provincias, Río Negro no está excluida. El gobernador Weretilneck se estaría reuniendo con Alberto Fernández, se rumorea que JUNTOS estaría dispuesto a ir con lista corta, dejando a sus simpatizante en libertad de conciencia para votar a quien quieran para presidente. Claro que el peronismo y sus aliados tienen muchos candidatos, Soria, García Larraburu, Doñate, Odarda, ¿sumamos a Weretilneck en ese grupo? Y, si es así, ¿qué van a pensar quienes hablaban de voto útil en las recientes elecciones provinciales?
A días del cierre de las alianzas y las listas, la incertidumbre es total. No se debate una sola idea, no se habla de planes de gobierno, de políticas de Estado, solo de candidatos que, como en el caso de Victoria Donda, en el plazo de cinco años, le levantó la mano a cinco candidatos a presidente. Peor que el Twitty Carrario en el fútbol, él pasó por más clubes pero en muchos más años. Victoria tiene mucho tiempo para recorrer y manos que levantar.