Eduardo Jozami: La “fecha infausta” y el presente banalizado
Periodista, escritor, militante, abogado y profesor universitario, Eduardo Jozami dialogó con En Estos Días acerca de la conmemoración del 24 de marzo, el valor de preservar el pasado y el culto a la memoria.
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Eduardo Jozami
Dice Eduardo Jozami que para comprender el sentido que hoy tiene el 24 de marzo hay que ponerlo en un contexto más amplio; que la fecha está signada “por este momento que estamos viviendo”. Entiende que “el macrismo banaliza” el pasado y la memoria, y dice, “las recomendaciones del Fondo Monetario, la estrechez de esta política que solo tiende a controlar el dólar y a satisfacer la demanda del sector financiero, está provocando una reacción popular que va mucho más allá del espacio político que en otras ocasiones se ha manifestado en estas fechas”.
Esclarece la lectura de “El conflicto que perdura”, libro que publicó hace menos de un año. Jozami recorre allí el hilo de las contradicciones, tensiones y restricciones que buscan encorsetar la participación política; un fragoroso espacio de puja que el pueblo habita como sujeto histórico, “un gran conflicto que está desde los orígenes de la emancipación argentina”, y continúa. Así lo define; “grieta” es un término que no lo conforma.
Esa puja incluye “una divergencia central que tenemos con el macrismo”, que es “la idea que ellos tienen de la historia y del pasado, que está a 180 grados de distancia del culto que nosotros hacemos de la memoria, que es algo que hemos aprendido en el proceso de lucha por terminar con la impunidad, por llevar a juicio a los genocidas, y por las políticas que llevó adelante el gobierno anterior”.
En Estos Días: Me interesa su percepción de la fecha “24 de marzo”, pero no como tránsito histórico, sino como símbolo hoy y aquí.
Eduardo Jozami: El 24 de marzo es una fecha infausta porque es el aniversario del golpe militar, pero es una fecha que nosotros conmemoramos, porque precisamente, resume tanto dolor y tanto daño al pueblo argentino, que se ha transformado en el eje de la recordación. Es una cosa curiosa la que se da con este gobierno porque el macrismo está lejos de identificarse con las políticas de memoria, verdad y justicia y con todo lo que ha significado la memoria de las luchas populares en los años ’70 y todo cuanto nosotros reivindicamos en esta ocasión. Pero por otro lado, yo pienso: el gobierno de Macri no ha llevado una política tan agresiva contra los juicios de lesa humanidad ni sobre los espacios de memoria. Agresiva, digo, en relación con la que ha llevado contra otros sectores.
Si uno piensa que estamos frente a un gobierno que tiene un discurso y una práctica en materia de seguridad, a través de la ministra (Patricia) Bullrich, nota que difícilmente puede compatibilizarse éste con un gobierno elegido democráticamente; es decir, se parece demasiado a los tradicionales discursos autoritarios, y ejecuta una política económica extrema en cuanto a satisfacer los intereses de los sectores más concentrados, más restringidos de la sociedad. Y es entonces que uno se pregunta por qué todavía no se muestran decididos a terminar con los juicios de lesa humanidad o en desmantelar los espacios de memoria. Y yo creo que esto evidentemente no lo hacen porque temen la repercusión internacional que tendría, y porque además, lo que ocurrió en relación al fallo de la Corte Suprema con el “dos por uno”, enseña que la respuesta social en la Argentina sería tan fuerte como lo fue en aquella ocasión.
En Estos Días: Un escenario adverso en el que, sin embargo, se concretaron los juicios a los directivos de Ford. (Dos meses atrás fueron condenados altos ejecutivos de la planta de Ford en Pacheco, hallados responsables de haber elaborado listas de delegados, dirigentes obreros y trabajadores de la empresa, luego secuestrados y desaparecidos por la dictadura cívico-militar).
Eduardo Jozami: Exacto. Ahora, el gobierno disimula mal -o ni siquiera disimula- su poca simpatía por estos juicios y por los espacios de memoria. Pensemos que el presidente no recibió más que una vez a las Madres y a las Abuelas, y eso fue solo porque llegaba al país Barak Obama y quedaba muy mal que el Presidente no las recibiera cuando sí las iba a recibir un gobernante de otro país. Pero claro que los espacios de memoria están prácticamente desfinanciados. Y que solo cuando no hay más remedio aparece algún funcionario del gobierno diciendo que hay que buscar la reconciliación, terminar con los juicios y, por supuesto, siempre reeditando la teoría de “los dos demonios”.
Creo que todo eso hay que ponerlo en un contexto más amplio que es el de la angustiosa situación que está viviendo la Argentina. Porque el recuerdo del 24 de marzo está muy signado por este momento que estamos viviendo. En ese sentido las recomendaciones del FMI. La estrechez de esta política que solo tiende a controlar el dólar y a satisfacer la demanda del sector financiero, está provocando una reacción popular que va mucho más allá del espacio político que en otras ocasiones se ha manifestado; y me parece que nuestra obligación como militantes de Derechos Humanos es atender a esa situación de la Argentina; por supuesto sin abandonar ninguna de nuestras banderas que son las que vamos a recordar el 24. Tenemos que encontrar un camino para terminar con esta pesadilla que estamos viviendo desde hace tres años.
En Estos Días: Bueno, a eso iba dirigida la pregunta: ¿cómo oscila el valor simbólico de la fecha en este año electoral? Por lo que usted dice, hoy incluye angustias actuales que se mezclan con la recuperación del pasado, y la ansiedad en camino a lo que puede ser un nuevo gobierno popular.
Eduardo Jozami: Una divergencia central que tenemos con el macrismo es la idea que ellos tienen de la Historia y del pasado, que está a 180 grados de distancia del culto que nosotros hacemos de la memoria. Eso es algo que hemos aprendido en el proceso de lucha por terminar con la impunidad, por llevar a juicio a los genocidas, y por las políticas que llevó adelante el gobierno anterior. Bueno, el macrismo se opone a todo eso; no solamente por razones políticas que podríamos llamar coyunturales -es decir: aquello fue tan importante para el kirchnerismo que ellos tienden sí o sí a una visión diferente, a menospreciar el pasado- sino que es algo que está enraizado con su concepción política. Una concepción que hoy en el mundo se llama “presentismo”, y que está íntimamente ligada al neoliberalismo.
En Estos Días: Las ideas del neoliberalismo dichas con todas las letras por Francis Fukuyama.
Eduardo Jozami: Exactamente. Aquello se denominaba “El fin de la Historia”. Esto no es exactamente igual, pero va en el mismo rumbo. Esa idea de que el pasado va perdiendo sentido merced al cambio en las sociedades, al cambio tecnológico; la globalización financiera que hace a que las transacciones hoy se verifiquen en tiempo real. Todo da una sensación de que hay un abismo con respecto a lo que sucedió ayer. Y por otro lado hay un culto del futuro que tiene el macrismo, cuando dicen ´no miremos hacia atrás, miremos hacia adelante que es donde se van a realizar nuestros deseos´.
Hay un texto de León Rozitchner, que es un intelectual que no acostumbro a citar, pero que resume bien toda esta banalidad que es el macrismo, y que dice: “en el pasado están los muertos y en el futuro están nuestros deseos”. Y esto, más allá de que es afrentoso para con la memoria de nuestros muertos, es una tontería; porque resulta que ellos creen que piensan en el futuro, pero la verdad es que no tienen ningún proyecto para el futuro. Cuestión que no caracteriza solo al macrismo, es una característica de la decadencia política que vivimos en el mundo neoliberal. Un mundo en el que uno puede esperar que ocurra cualquier cosa, porque no es comprensible; entonces estamos todos como a la espera de un gran acontecimiento, donde ya no parece posible tener utopías políticas; aquello que Enzo Traverso ha llamado ‘horizontes ideológicos’. Aquí hay que preguntarse si acaso sería posible reconstruir ese pensamiento -y no digo el mismo pensamiento que de alguna manera entró en crisis durante las últimas décadas del siglo XX-, un pensamiento emancipador, transformador, una visión de futuro, si no es, precisamente, apoyándose en el pasado.
En Estos Días: y en ese escenario, ¿qué rol piensa que puede jugar el periodismo?
Eduardo Jozami: Bueno, el periodismo puede jugar un rol muy importante. No podemos hablar en general del periodismo hoy en la Argentina. Hay algunos pocos medios, algunos pocos comunicadores, mucha gente cuyos nombres ni siquiera conocemos, que en el interior del país, por ejemplo, está manteniendo viva la llamita, pero en general hay una banalización de estos temas que hablábamos en los grandes medios de comunicación. Entonces esta idea de recuperación del pasado que a nosotros nos parece tan importante, no se discute. Se dice ‘queremos resolver nuestros problemas de hoy y no hablar del pasado que nos divide, como nos divide lo que pasó en los años setenta’, por ejemplo. Aunque de a poco, sin embargo, se hace más fácil discutir estos temas, porque es tan estruendoso el fracaso de este gobierno que hasta la llamada Mesa de Enlace de los ruralistas ha manifestado que está en desacuerdo con las políticas que implementa Mauricio Macri.
Lo mismo ocurrió con Martínez de Hoz y después con el menemismo: son gobiernos que cuando aplican esas políticas neoliberales, al principio concitan el apoyo de todo el sector empresario. Pero después, cuando comienza verse más finamente en qué consiste esta política, bueno, resulta que las altas tasas de interés matan cualquier posibilidad de desarrollo del mercado interno, afectan mucho a la industria, e incluso sectores basados en la exportación, como el sector agropecuario, comienzan a tener dificultades, porque, como hoy en la Argentina, se gobierna solo en función de los compromisos que tenemos con el FMI, que es el agente de los acreedores, de quienes han venido a la Argentina para hacer negocios rápidos.
En Estos Días: Vuelvo un instante atrás para mencionar -porque creo que de alguna manera está contenido en el espíritu de su último libro- (refiere a “El conflicto que perdura. La idea de pueblo en la tradición liberal argentina”; editorial Eduntref, Buenos Aires, 2018), el tema de la llamada “grieta”, que desde el discurso del gobierno siempre se propone saldar, y que uno en cambio tiene la lectura de que se trata de una circunstancia que existe desde los orígenes de la patria, y a la vez la necesidad intelectual de bucear en esa grieta, cosa que creo que usted ha hecho.
Eduardo Jozami Sí, el tema de la grieta fue una manera de referirse -tal vez no la más adecuada- a un gran conflicto que está desde los orígenes de la emancipación argentina. La contradicción de un proyecto nacional, popular, un proyecto que -pensemos en Artigas o en Moreno- imaginaron una Nación independiente, que pensaron en el pueblo como sujeto de ese proceso, y en contraposición, quienes han tenido la visión que bien podemos llamar la visión de la oligarquía. La visión de quienes siempre pensaron en un país dependiente del extranjero, marginando a amplios sectores de la sociedad.
Ahora, nosotros corremos un riesgo cuando explicamos esto, y entonces decimos que no hay que preocuparse tanto por la grieta, sino por cómo llevamos adelante políticas que nos permitan ganar a sectores más amplios de la sociedad. Digo que el riesgo que corremos es el de terminar exaltando a la grieta. Porque está muy arraigado, y hay sectores que esto no lo entienden, y terminan preguntando ”¿por qué nos peleamos todo el día?”. Parece, por ejemplo, que ya no se puede leer ningún diario, porque Página/12 dice una cosa y La Nación y Clarín dicen todo lo contrario, y está visto que hay gente que dice con ingenuidad, “a mí me gustaría tener una visión más equilibrada”. Tal vez es una costumbre y es más sencillo para quienes tenemos una militancia política o un trabajo intelectual atender a los diferentes puntos de vista porque es un modo de profundizar, siempre. Pero no todos piensan así.
Yo diría que nosotros más que celebrar la grieta, tenemos que ver cómo hacemos para que haya más gente de este lado de la grieta. En estos días en los que Macri y Cristina parecen tener una intención de voto equivalente -aunque que cada vez más, tiene Cristina- en realidad lo que tenemos que pensar es en que más del setenta por ciento de la gente ya no quiere este gobierno del neoliberalismo. Entonces, más que encerrarnos en una grieta, que a veces incluso nos deja en minoría, como ha pasado en las últimas elecciones, tenemos que ver cómo construimos una propuesta para congregar a los sectores más amplios que con mayor o menor claridad o con mayor o menor decisión están cuestionando, disconformes o enojados con las políticas de los grandes poderes concentrados que hoy están manejando este país.
Hoy tenemos la obligación de construir una nueva mayoría. Y hay dos maneras de hacer eso: una es tirar las banderas por la ventana y llegar a cualquier arreglo que permita un resultado electoral, y otra es pensar un poco más en un proyecto que incluya a sectores más amplios, y que entonces nos permita tener una hegemonía para liberarnos de las condiciones del FMI, y retomar una política económica que tenga que ver con la justicia social. Son formas hoy de desarmar la grieta.
Fuente: En Estos Dìas