Yo no fui, ¿cómo voy a hacer eso?», dijo el joven acusado de matar a su familia
Por Diana López Gijsberts.
Un adolescente es el único imputado del triple crimen de su madre, Graciela Holsbak (54), la pareja de ésta, Raúl Bravo (58), y su sobrina Alma (5), el pasado primero de enero.
«Yo no fui, no tengo nada que ver. ¿Cómo voy a hacer eso?», le dijo un adolescente a su tía tras haber sido detenido como acusado del triple crimen de su madre, su padrastro y su sobrina de 5 años, cometido horas después de los festejos del último Año Nuevo en la localidad platense de Melchor Romero.
Fuentes judiciales informaron a Télam que en las últimas horas, la fiscal del Fuero Penal Juvenil de La Plata, Carmen Ibarra, a cargo de la investigación del triple crimen de Graciela Holsbak (54), su pareja Raúl Bravo (58) y su nieta Alma (5), elevó la causa a juicio oral con este chico como único imputado.
«Estoy triste, quiero que se aclare todo, que sea un juicio justo, que se sepa la verdad, yo no puedo creer que él haya matado a su madre, y no me cierra que esos crímenes lo haya cometido una sola persona», contó a Télam Norma Holsbak, tía del acusado, tras conocer la decisión judicial.
La noche trágica
El hecho ocurrió el primer día de este año, en una casa situada en la calle 523 entre 164 y 165, de Melchor Romero, en las afueras de La Plata, donde fueron hallados los cuerpos de Raúl y Graciela, con un promedio de 13 heridas de arma blanca cada uno; y el cuerpo de la niña, quien había sido degollada y luego descuartizada a la altura de las rodillas.
Los restos de la pequeña estaban dentro de una bolsa de consorcio colocada en la cocina, mientras que el hombre había recibido una herida mortal a la altura del corazón y la mujer en el abdomen.
Según lo determinó la autopsia, tanto el hombre como la mujer estaban despiertos al momento de ser asesinados, ya que quisieron defenderse del ataque y sus manos resultaron heridas por el cuchillo que el asesino usó «como un látigo».
En la vivienda no estaba el ahora imputado, quien por entonces tenía 17 años y había cenado con una de sus hermanas en otra casa y luego se había retirado supuestamente para volver a la vivienda en la que vivía con su madre y su padrastro.
De inmediato, la Policía desplegó un amplio rastrillaje para dar con el adolescente y finalmente, cinco días después del triple crimen, el sospechoso llegó solo y por sus propios medios hasta el Destacamento Vial de Samborombón, a la vera de la Autovía 2, para pedir un vaso de agua.
«Estoy yendo caminando a Mar del Plata», le dijo a los policías.
Los efectivos que lo atendieron lo reconocieron inmediatamente por las fotos difundidas para su búsqueda y lo detuvieron, trasladándolo de inmediato a La Plata, donde quedó alojado en un instituto de menores.
«La primera vez que lo fui a ver (tras ser detenido) le dije:´Confiá en tía Norma, decime qué pasó´. Lo vi asustado y me dijo ´yo no fui, tía Norma, no tengo nada que ver, ¿cómo voy a hacer eso´», relató la mujer.
Norma recordó que su sobrino le dijo en esa oportunidad que iba «a contar todo lo que pasó en el juicio».
«Pero quedate tranquila, tía, que yo no tengo nada que ver», le dijo el chico, quien llegará al juicio acusado de los delitos de «homicidio calificados (tres hechos) por ser perpetrados con ensañamiento y alevosía; y agravado por el vínculo en relación a su madre».
«Yo no acepto que haya podido matar a su madre, ni hablar que haya matado a su sobrina; él me dice que se encontró con esa escena (de los crímenes)», sostuvo Norma, quien reconoció estar «triste».
«Esto no es fácil para mi, solo quiero que se sepa la verdad de lo que pasó, lo pido como hermana (de una las víctimas) y como tía (del acusado)», agregó a Télam.
Actualmente, debido a la pandemia de coronavirus, Norma no pudo volver a visitar a su sobrino, que está alojado en un instituto de menores cuya ubicación se reserva, aunque aclaró que se comunica con él telefónicamente ya que puede recibir llamadas los lunes, miércoles y viernes.
«A veces quiere recibir llamadas, a veces no», reconoció la mujer, quien deslizó que la psicóloga del establecimiento donde se aloja aseguró que el adolescente «a veces tiene como amnesia».
Por su parte, el acusado nunca aceptó declarar ante la fiscal de la causa por recomendación de su defensor oficial y amparándose en su derecho constitucional.
El adolescente fue sometido a una serie de estudios psicológicos y psiquiátricos que «no fueron determinantes» con respecto a la presencia de una psicopatología de base e incluso con respecto a una posible inimputabilidad.
Una fuente cercana a la causa precisó que el chico es «el único imputado en la causa y si bien las causales se ventilarán en el juicio, en la investigación penal se logró establecer que había conflictos familiares y violencia en ese grupo familiar».
Sin embargo, Norma descartó la existencia de cualquier conflicto que hubiera derivado en estos crímenes y reconoció que el adolescente era reservado desde niño y que tal vez no le gustaba la pareja de su madre.
«Él me hubiera dicho si hubiera tenido algún problema con Raúl, si hubiera vivido algo malo él me lo habría dicho. Mi hermana andaba para todos lados con él, yo no puedo creer que él la haya matado«, volvió a decir casi como una letanía.
Además, remarcó que su hermana «era de porte grandote, Raúl también y estaban despiertos, no los sorprendieron durmiendo, no creo haya sido una sola persona (el asesino)».
«Quiero que sea un juicio justo, sólo pido que la Fiscalía haya investigado bien, quiero ver las pruebas, y que mi sobrino no termine siendo un perejil, porque para mi una sola persona no hubiera podido hacer eso», concluyó la mujer. (Télam)