Se le soltó el patín

Por Jorge Gres
En una semana traumática y realmente con un nivel de cinismo prácticamente inexplicable, pasamos de denuncias del radicalismo y pedido de juicio político en el Chaco sin ningún argumento más allá de una operación periodística que bien podría ser parte de una interna poco feliz, a la discusión subterránea de la enfermedad de Florencia Kirchner. En este caso voy a hablar en primera persona ya que me toca ser una persona con discapacidad.
Han hablado con una absoluta liviandad recorriendo todo el espinel de las bajezas conocidas por el hombre, empezamos con que se exhibió para no ir presa, terminamos con que la madre se victimiza para ser candidata.
En primer término, el vídeo grabado por alguna luminaria cercana a la expresidenta, no es bajo ningún concepto el pedido de Cristina Fernández, ya que ella solo mandó un audio explicando la situación de su hija, antes de que filtrara la información algún juez archiconocido, pero las luminarias 2015 volvieron a meter su mano y como resultante tenemos un vídeo que favorece más a la ultraderecha que al discurso de la senadora.
Es imposible tener una enfermedad como la de Florencia Kirchner o como la mía propia, que son invasivas y extremadamente dolorosas y que te sientas que un poco perdés la vida a cada segundo, el dolor es incontrolable y en el caso de Florencia la necesidad de ayuda para el traslado y la movilización diaria se transforman en un peso difícil de afrontar día a día.
Pero sin embargo, las luminarias periodísticas intentan plantear que Florencia se esconde de una justicia, que aún no puso fecha de inicio a ninguna de las causas que la involucran, por ende de mínimo, estos procesos llevarán entre cinco y ocho años.
Quiero dejar en claro que en esta situación el rol principal no es de la expresidenta, sino de su hija que debe someterse a un largo y complejo tratamiento y al menos por un tiempo a un cambio de vida que definitivamente es dificultoso. En estos momentos y hablo por experiencia propia, no hay millones que importen, no hay juicios que valgan la pena, ni hay manipulaciones que puedan afectarte, solo intentás recuperar tu calidad de vida, aunque para la torpeza del promedio general de nuestros periodistas de elite, lo único importante sea una burda campaña de desprestigio a cualquier precio.