La deuda provincial llegó a los 22.300 millones de pesos
Según el informe trimestral presentado por el ministerio de Economía de la provincia el stock de deuda pública a diciembre de 2018 alcanzó en números redondos los 22.300 millones de pesos. Prorrateado en la población actual, cada rionegrino carga hoy con una deuda cercana a los 35 mil pesos.
Sea cual fuese el resultado electoral del próximo 7 de abril, el próximo Gobierno rionegrino deberá enfrentar un complejo panorama financiero: los vencimientos de deuda y la dinámica de endeudamiento para financiar funcionamiento y obras públicas. El monto global de la deuda rionegrino asciende a los 22.300 millones de pesos. Pero la situación es aún más compleja, habida cuenta de que del total de 22.300 millones el 70% de las obligaciones se encuentra en dólares, y por lo tanto, la cifra varía conforme aumenta la cotización de la moneda extranjera.
Al cierre del cuarto trimestre del año pasado la divisa norteamericana cotizaba a 38,30 pesos por dólar. Este viernes, tras la corrida de los últimos días, la cotización (Banco Nación) superaba los 44 pesos. Es decir, aún sin que nadie haga nada, la deuda sola se dispara.
Atada a estas condiciones cualquier previsión resulta incierta. Al no poder anticipar la disponibilidad monetaria todo proyecto se torna una marcha a ciegas. Perspectiva ante la cual los estados cautelosamente optan por restringir sus inversiones, siendo las más notables las vinculadas a la obra pública.
En 2011 Alberto Weretilneck asumió la gobernación con una deuda de 4.200 millones de pesos, y culminará su segundo mandato -dólar mediante- con esa cifra multiplicada por seis.
Ante la ausencia de un proyecto de desarrollo productivo provincial que pudiera asegurar el ingreso de recursos genuinos, la iniciativa que tomó el Gobierno fue la de pedir dinero prestado para financiarse. Los resultados son inevitablemente de corto plazo.
El ciclo de endeudamiento es una espiral ascendente y sin fin que además, en la necesidad de refinanciar pasivos, se acelera. Por ejemplo, el incremento de la deuda durante 2015 fue de 300 millones de pesos (redondeados, de 5.000 a 5.300 millones); entre el 1 de enero y el 31 de diciembre de 2017 saltó de 6.400 a 15.000, y entre el 1 de enero y el 31 de diciembre de 2018 llegó a los 22.300 millones, según informa el ministerio de Economía de la provincia.
En esto intervienen la constante emisión de nueva deuda (en gran medida con destino a pagar la precedente) y el incremento abrupto del tipo de cambio.
Según la consultora Moodys “A septiembre 2018, la deuda en dólares (de Río Negro) creció hasta representar un 69% del total, frente al 50% que representaba para el cierre del año 2017”.
En diciembre de ese año, esta provincia emitió títulos por 300 millones de dólares a devolver en 8 años. Los intereses anuales a devengar por cada período son de 23 millones de dólares (2018-2026). Al comienzo de 2018, esos intereses representaban la suma de 431 millones de pesos; al cierre del año saltaron a más de 900 millones de pesos, luego de la mega devaluación. Un salvavidas de plomo.
En sus apariciones públicas el ministro de Economía, Agustín Domingo, insiste con que “el problema no es la deuda”. No obstante accediendo -el público en general no suele hacer el ejercicio- al portal del ministerio, puede leerse que: “Se observa una variación anual significativa del tipo de cambio dólar, el cual ascendió de $18,649 al 31/12/2017 a $38,30 al 31/12/2018, impactando principalmente en la composición del saldo de la deuda por moneda en dólares” , un reconocimiento explícito de la delicada situación de las finanzas provinciales adictas ahora a comprometerse en moneda foránea.
Hoy, cada rionegrino desde el momento mismo de nacer tiene consigo una deuda que oscila entre los 32 mil y 35 mil pesos, dependiendo de la cotización del dólar. El equivalente a tres salarios mínimos vitales y móviles (11.300 pesos).
Vale la comparación al conocerse la última medición del INDEC que arrojó casi un 30% de la población bajo la línea de pobreza en la comarca Viedma-Patagones. Aunque es bien sabido que los acreedores financieros no suelen compadecerse por estas cifras.
El cálculo precedente es una fotografía tomada en enero de este año. En ese momento los montos de deuda a vencer -y que determinarán las posibilidades del próximo gobierno- eran de 5.483,40 millones en 2019; 6.654,59 millones en 2020; 5.330,81 en 2021; 2.435,69 en 2022, y 7.267,78 en 2023. Será así solo si el dólar no se mueve.
Pero las perspectivas son nefastas. Esta semana en Wall Street la cotización del dólar futuro a un año para la Argentina se disparó el 5,91% alcanzando los 67,05 pesos por dólar (parcial 61,05 para diciembre de este año).
Recuérdese que los 300 millones de dólares de deuda contraída para el llamado Plan Castello se pactaron con un dólar a 17 pesos.
El Castello implica en este punto el mayor monto de deuda asumida con entidades internacionales. A la fecha el gobierno provincial lleva erogados 1.603 millones a las constructoras por 27 obras programadas de distinta envergadura, muchas de las cuales están detenidas por distintos motivos, mayormente vinculados a renegociaciones contractuales (a las empresas se les liquida en pesos).
El gobernador llegará a las cruciales elecciones del 7 de abril sin haber inaugurado estas obras, aunque con varias licitaciones ya realizadas y algunos trabajos en marcha. Sin embargo los títulos colocados ya tienen vencimientos de intereses -en junio se cumplirá el tercero-, que significan algo más de 11 millones de dólares por semestre.
Tal como sucede a nivel nacional, fronteras adentro de Río Negro, de economía no se habla. El partido de gobierno adopta camino a las elecciones un estilo voluntarista con un lenguaje familiar que colma de esperanzas y buenos deseos: una suerte de campaña de auto-ayuda que omite rozar siquiera la mención a un camino financiero que se estrecha merced a una deuda que, de cumplirse las predicciones del mercado, puede volverse impagable. La oposición, en tanto, omite referirse al tema, ya sea por incapacidad para realizar una lectura profunda de los números de la Provincia, o bien porque su estrategia electoral prefiere los eslóganes edulcorados y las denuncias altisonantes. (Fuente: www.enestosdias.com.ar)