Esta vez fue con los pseudo-mapuches que no lo reconocen como presidente: Alberto Fernández y un nuevo papelón

El presidente Alberto Fernández sigue en campaña, para tratar de inventarse un futuro electoral para el año próximo. Un objetivo que, para el resto de los argentinos, sólo podría ubicarse en la dimensión de la ciencia ficción.
Eso sí, fiel a su costumbre, no deja de hacer papelones. Su voluntad de figurar para no caerse de los media lo llevó a visitar la localidad de San Martín de los Andes, una “zona caliente” atravesada por los sucesos de Villa Mascardi y los permanentes reclamos de la comunidad mapuche, con el fin declarado de estar presente en la inauguración de un hospital local.
¿Necesitaba el presidente acudir a ese destino en circunstancias tan poco propicias? ¿Nadie le advirtió? ¿O es que su vocación de autodestrucción es tan grande, que no escucha los consejos y sugerencias que recibe?
Alberto se calzó el traje de superhéroe y acudió a una reunión con referentes autopercibidos como mapuches que lo desconocen como presidente. Lo recibieron con banderas independentistas y carteles de protesta por el proceso de desalojos dispuestos por la Justicia.
Claro está que, en su afán por mantener cierto grado de protagonismo dentro del Frente de Todos, ni siquiera consideró que una reunión de estas características pone en riesgo la integridad territorial argentina, y lo colocan a él mismo y a su Gobierno al borde de la sedición y la traición a la Patria.
No resulta una decisión muy inteligente reunirse con un sujeto social colectivo que cuestiona la soberanía y las instituciones argentinas, incluyendo al primer mandatario.
Claro está que no es algo nuevo, ya que su conducta serpenteante lo había llevado en el pasado a posicionarse del lado de los pseudo mapuches reclamantes, en lugar de respaldar a los vecinos que se han cansado de alertar sobre los peligros que suponen las acciones de los Nahuel, con el prófugo Jones Huala a la cabeza y la Rebelión Ancestral Mapuche con sus cuestionables reclamos territoriales.
En lugar de escuchar la voz de los habitantes argentinos, Alberto Fernández prefirió nuevamente la compañía de los secesionistas. Y si bien quienes participaron no fueron actores concretos de los robos, usurpaciones e incendios que arrasan a Villa Mascardi, sí forman parte de un colectivo que comparte esos reclamos.
Como si no fuera el Presidente Argentino, Fernández se puso del lado de enfrente de la Justicia y de sus propios compatriotas, y aceptó ser recibido como extranjero en un territorio que legal e institucionalmente está bajo su competencia.
Esto quedó muy en claro ni bien Alberto Fernández llegó a la cita, donde fue recibido con una bandera que más que la bienvenida parecía plantearle un desafío: «Usted está pisando suelo mapuche».
Entre quienes aguardaban su llegada estaban presentes las comunidades Vera, Cayún, Curruhinca, Puel Mapu, de la Confederación Mapuche de Neuquén, y la intendenta del Parque Nacional Lanín, Patricia Mansilla, quien no hace mucho tiempo les entregó el Volcán Lanín a los Mapuches, con la pretendida finalidad de convertirlo en “territorio sagrado”.
Levantando la bandera mapuche, y compartiendo una mesa con el símbolo de la nación mapuche, los interlocutores de Alberto Fernández le solicitaron la liberación de las siete mujeres de Lafken Winkul Mapu y la devolución del territorio que la Justicia ha dispuesto desalojar.
En ningún momento de la reunión el presidente intentó ponerles los puntos a los participantes, ratificando la soberanía argentina sobre los territorios reclamados, ni la vigencia de nuestra justicia en el conflicto desatado. Ante la debilidad demostrada por el mandatario, los pseudo mapuches se extendieron hacia zonas cercanas a Vaca Muerta y a reclamar territorios en la mega reserva de gas argentino. Mucho menos cesaron los actos de violencia e intimidación sobre ciudadanos argentinos en Mascardi y Villa La Angostura.
Según Amnesty International, el 60 por ciento de los reclamos indígenas apuntan a apropiarse de territorios, por un total de unos 5 millones de hectáreas de suelo argentino. Desde Juntos por el Cambio ya se presentaron denuncias contra el presidente por su complicidad con esas exigencias y usurpaciones.
Nada de esto afecta a Alberto Fernández, quien alegremente disfruta del naufragio guitarra en mano, ajeno a todas las preocupaciones y sufrimientos de los argentinos. (agencianova)