Bolsonaro es el presidente con peor evaluación en sus primeros cien días
La popularidad del ex militar bajó dieciseis puntos en tres meses al frente del gobierno.
Jair Bolsonaro prometió romper con la «vieja política» y destrabar la economía brasileña, pero los primeros 100 días de su mandato como presidente de Brasil sólo han mostrado pujas de poder en su entorno y errores que impactaron fuerte en su popularidad y ponen en duda las reformas prometidas.
El nivel de popularidad de Bolsonaro, que en enero era del 67%, bajó al 51% en marzo, el peor registrado por un presidente en su primer mandato en sus tres primeros meses de gestión. En abril, según un estudio de Datafolha, el 30% de los brasileños consideraba su gestión «mala» o «pésima». Eso suponela peor valoración de un presidente electo de Brasil tras los primeros 100 días de gestión desde la redemocratización en 1985. En un período similar, Fernando Collor de Melo tenía un 19% de desaprobación, Fernando Henrique Cardoso un 16%, Lula da Silva un 10% y Dilma Rousseff solo un 7%. Aun así, y siempre según los datos de Datafolha, un 59% considera que Bolsonaro hará una gestión buena u óptima.
El excapitán del Ejército, apodado «el Trump de los trópicos» debido a su admiración por el presidente de Estados Unidos, implementó algunas de las promesas para los primeros 100 días de su gobierno, que se cumplirán el próximo miércoles, como la flexibilización para la posesión de armas, el lanzamiento de privatizaciones de aeropuertos y la eliminación de miles de contratos en el Estado.
«No sería una subestimación decir que el desempeño del presidente hasta la fecha ha sido decepcionante», dice a la agencia AFP Thomaz Favaro, de la consultora de riesgos políticos Control Risks. «Hubo una percepción errónea de que Bolsonaro venía con una base de apoyo muy fuerte y creo que ahora empezamos a ver que tal vez no lo sea tanto», agrega.
Bolsonaro ganó la elección gracias a mensajes simples de que acabaría con la criminalidad, la violencia y la corrupción endémica y, sobre todo, por la proscripción del ex dos veces presidente Lula da Silva, quien lideraba todas las encuestas y fue condenado por el hoy ministro de Justicia, Sergio Moro, a nueve años de prisión por un supuesto hecho de corrupción. La condena fue ratificada por un tribunal superior, que la extendió a doce años y medio, el primero de los cuales se cumple hoy. Y por la ley de Ficha Limpia, fue impedido de participar por el Poder Judicial brasileño. .
«En las últimas semanas, realmente hemos visto el lado de Bolsonaro que la gente más temía», dice William Jackson, economista de Capital Economics, con sede en Londres. «Su falta de experiencia de gobierno, ilustrada por el deterioro de sus relaciones con el Congreso, y sus luchas por mantener unida a su coalición, parecen haber llevado a una parálisis en la formulación de políticas».